“Los tiempos de espera suelen ser vividos como de intensa amenaza y de sufrimiento”
El concepto de sufrimiento, es algo mucho más amplio que el dolor físico. El dolor del cuerpo, que se puede producir por muchos factores, pude ser aliviado, si no totalmente al menos en gran medida, por la medicina actual. Sufrimiento y dolor no son sinónimos. Los cuerpos duelen, pero las personas sufren. Muchas son las cosas que nos hacen sufrir y entre ellas, el dolor solo es una de ellas. El dolor tiene un componente emocional cuando adquiere ciertas características: cuando no se sabe el origen, cuando se cree que no va a poder ser aliviado, cuando se percibe como una amenaza a la vida o a la calidad de vida, cuando se prolonga en el tiempo, etc.
Cuando hablamos de sufrimiento, nos referimos a un estado negativo complejo por el cual la persona ve amenazada su integridad, o hay impotencia para hacer frente a lo que le está ocurriendo o siente que se han agotado sus recursos emocionales para afrontarla.
La sensación de amenaza y el sentimiento de impotencia son subjetivas, por lo tanto, el sufrimiento también lo es. Lo importante desde el punto de vista del apoyo emocional que pueden proporcionar los profesionales de la salud, es valorar cómo es vivida una situación en particular para una persona en especial, ya que no todos sufrimos por las mismas cosas. Lo esencial no es mirar la situación sino observar a la persona que está padeciendo una situación determinada, y hacerlo desde el punto de vista del sufriente, tratando de descubrir y potenciar los recursos del paciente, como también aumentar la gama de satisfactores, proporcionando al mismo, serenidad, que le permita vivir el momento presente de la forma más completa y consciente posible.
Otro factor muy importante es que haya un buen control de síntomas (dolor, falta de aire, ansiedad, etc)., llevado a cabo por profesionales de la salud a través de medidas farmacológicas y no farmacológicas (reiki, masajes, reflexología, meditación, etc).
Por último, y algo de no menor importancia, es ayudar que el tiempo transcurrido entre tratamiento y tratamiento, o cuando finalizan los mismos, sean momento de cargados de significados, transformadores de manera positiva tanto para el paciente como para su familia.
Enfrentar una enfermedad grave, con todo lo que ello trae aparejado desde lo físico y emocional, no es sencillo. La sensación puede resultar por momentos abrumadora. Los tiempos de espera suelen ser vividos como de intensa amenaza y sufrimiento. Cuanta más atención se le preste al paso del tiempo, más largo este se hará, mientras que, si la mente está ocupada con otra cosa, o estamos entretenidos y disfrutando de alguna actividad, el tiempo pasa más rápido.
Por lo tanto, es importante que los profesionales de la salud se muestren sensibles a esta dimensión temporal subjetiva de los pacientes.
Dra. Laura Aresca
Presidente de la Fundación Paliar
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MN 52166