Querido papá: Qué te parece si les contamos a todos lo importante que sos para mí y por qué te quiero tanto?
Apelo a la paciencia de quienes lean esta carta, para más adelante mostrarles dónde apunta y cuánto hay para contar:
Te pusieron Herminio, vaya nombre…lo usaban en diminutivo para diferenciarte de tu padre. Creciste en un conventillo de La Paternal (yotivenco le decís, calculo que por vergüenza).
Lo primero que aprendí de esa época que a menudo recordás, es que la educación no se compra, ni los buenos modales, ni el amor. Eso se aprende en el hogar y no importa el tamaño o la exuberancia que éste tenga. La unión, el respeto y los sueños crecen en los corazones puros y bien enseñados, como el tuyo.
Cuidaste y acompañaste cada uno de los proyectos que el abuelo iniciaba : el almacén, el bar, la peluquería, hasta las clases de guitarra, para las cuales estudiaste el profesorado y enseñaste a tanta gente a amar la música.
Nos encanta escucharte en el piano, o con la viola, aunque ahora estás cansado y le escapás bastante. Le agarraste el gusto a YouTube, y pasás de la sinfónica de Viena al paso doble en cuestión de segundos!
Vamos a ser sinceros : heredaste el carácter podrido del abuelo, si bien vos no tenés una cuchilla en el cinto para salir a pelear algún cliente si fuera necesario, sacaste las mismas pocas pulgas, y yo sigo con la misma genética. Hablando de eso…dónde quedó la cuchilla del abuelo? ( sólo para saber ).
Entre los personajes que marcaron tu infancia tengo muy presente a Don José : habitué del bar, no vidente , quien inició su carrera de ingeniero naval pero dada su condición visual que fue progresando hasta lo irreversible, cambió su vocación a soldador. Soldador?? Si, ciego y soldaba pequeños contactos con la habilidad y la perfección que el oficio requería. A tu pregunta de : ¿ y cómo hace?.. ¿ no se quema? Él te respondió: acerco los contactos hasta unirlos con las manos y claro, un poco me quemo, pero puedo… PUEDO . Resiliencia le decimos ahora, verdad?
Contemos que te tocaba a vos acompañar a Don José hasta el baño, y traerlo de vuelta a su mesa. Lo veías irse cuando cerrabas en bar, y no le alcanzaba el ancho de la vereda ( no precisamente por su incapacidad visual, sino más bien por su amor al jerez).
Girando la rueda todavía más atrás, me contaste una vez , que te lastimaste feo en medio de una travesura. La herida sangraba más de lo esperado y ante el llanto de la abuela, te llevaron en tranvía al hospital, donde los doctores hicieron lo suyo y rápidamente volviste a la seguridad del hogar.
Esa misma responsabilidad y cariño pusiste al armar tu familia…nuestra familia.
Apurando un poco el relato para no aburrir a nadie, contemos que conociste a mamá por carta, a través de un pariente lejano que viajó a hacer la conscripción y sin querer hizo de celestino.
Fueron tantos años de escrituras, en los que se relataban su día a día, estableciendo fechas y horarios precisos donde ambos iban a estar pensándose mutuamente. En esos instantes, los casi 300 km no existían.
Desde los 12 a los 21, con visitas que como máximo fueron de una vez al mes, se conocieron, respetaron y enamoraron para toda la vida. Celebramos hace poco los 55 de casados. Si más o menos sacan la cuenta entre noviazgo y matrimonio, me van a entender mejor este concepto de PARA TODA LA VIDA.
Como muchas parejas de aquellas épocas, con los corazones llenos de sueños y los bolsillos vacíos, fueron a vivir de recién casados a casa de tus padres. No es fácil iniciar una familia sin tener la tranquilidad e intimidad de un hogar propio.
Pero vos, en conjunto con la infinita paciencia de mamá, saliste adelante trabajando de sol a sol en varios oficios simultáneamente y arrancado tu carrera de administración bancaria a los 40.
De día trabajabas, de noche ibas a la facu y recuerdo con mucho cariño que me dejabas cada noche, un bocadito Holanda bajo la almohada. Un secreto : no me gustaban, soy de esas marcianas que no disfrutan del dulce de leche y sus derivados , pero igual me lo comía, porque venía de vos.
Pasaron algunos años, ya te encontrabas disfrutando con tranquilidad y soltura de todo lo logrado, cuando empezaron a aparecer las primeras nubes en el horizonte. Tus padres fallecen casi simultáneamente y una de las tantas recesiones argentinas hace quebrar el banco.
Como toda decisión apurada, que suele no ser acertada, decidiste invertir en algo que no prosperó. En los años que siguieron, la casa de los abuelos, el auto, el campo en Colón y todos los ahorros, fueron el precio de quedar sin deudas. Fue la primera vez que vi ese gesto en tu cara : la impotencia.
Obviamente ( esto no es nuevo ) después de los 40 y pico, pasas a ser casi descartable. Te engrupen diciendo que tu currículum es demasiado grande para el puesto, para no decirte la realidad : que en realidad vos sos demasiado grande, y nos les servís.
Nunca nos faltó comida, pero fueron tiempos muy duros. No podíamos darnos por ejemplo el lujo, de viajar los tres en colectivo un trayecto de 20 cuadras.
Las cosas de a poco fueron mejorado, todos poníamos nuestro granito de arena: yo empecé a trabajar a los 12 y creeme que estoy muy orgullosa al respecto.
Si bien pudimos de a poco salir adelante, vos ya te habías enojado con la vida, y lo peor de todo: con vos mismo, ya que internamente supongo, te sentías responsable. Todo ese rencor, todos esos porqué que se amontonan en el cuerpo, te enfermaron. Ni bien me enteré del problema, deduje la causa.
Pero como suele decirse, de los errores ajenos no se aprende, y entonces, años después…tropecé con la misma piedra.
Ante una situación límite ( la más importante aunque no la única que me tocó vivir ) tuve que empezar de cero, con una hija de 5 años y dejando atrás, casa…ahorros…y un aparente hogar, que se desmoronaba como una casa de naipes.
Me siento orgullosa de haber tomado esa decisión, porque volviendo a Herminio y sus enseñanzas y dichos : “ si se soluciona con plata, no es un problema ”.
Sin embargo, caí inevitablemente en el mismo y oscuro pozo de los porqué. En masticar bronca e injusticia, en llorar, en odiar.
Sin embargo, el mayor de los por qué, fue frente a mi biopsia. No te entra en la cabeza lo que está pasando. Pero créanme que esta fue la última vez que me hice esa pregunta y creo que dos horas después de haberme enterado de mi situación de salud, la cambié a para qué.
Para qué está pasando esto? Qué tengo que cambiar en mi vida para recuperar la salud y la paz?
Ahora creo firmemente en el poder de la mente, en la fuerza de voluntad, en el perdón y en que hay dos modos de vivir cada día. Todo esto es el tesoro más grande que me enseñaste viejo querido. Hace casi 20 años que estás en tratamiento, y jamás lo viviste como una lucha. Tu primer consejo ( al enterarte que me sumaba al clan oncológico) fue : vos no pienses, no te des manija…a partir de ahora, tendrás que poner el cuerpo, pero el problema es del médico, que para eso estudió (sin intención de ofender a los profesionales lectores ). Este, fue realmente un gran consejo y me sacó un enorme peso de encima.
Todos tenemos un recorrido pactado, un aprendizaje por lograr, y una fecha de vencimiento. Lo que nos diferencia del resto de los mortales, no es nuestro diagnóstico, sino la capacidad de renacer cada día, con o sin dolores, con o sin ganas, eso…señoras y señores, es un don, y hemos sido elegidos para honrarlo.