Luz
Antonia tiene 75 años, vive con su familia en Mar del Plata. Ha ido caminando hasta una de las playas próximas a su casa y mirando el mar siente que todo lo malo ha desaparecido. El tiempo ha pasado rápidamente, ella hurga en su memoria y los recuerdos aparecen.
Ve cada minuto de lo ocurrido, con mucha intensidad. Lo sucedido se desencadenó en el mes de enero del año 2007.
Antonia estaba acompañada de su hija Rita y juntas caminaban en la arena de la playa, la frescura del mar hacía que disfrutaran ese día de verano.
Pasadas algunas horas Antonia comenzó a sentir un fuerte dolor en la zona del intestino. Esa sensación molesta se intensificó cada vez más, por lo que decidieron regresar y acompañada de Rita fueron inmediatamente a la guardia de una Clínica de Salud.
Una larga espera aumento el sufrimiento de Antonia. El fuerte dolor que sentía en su lado derecho no cesaba. Gradualmente se fue intensificando el malestar hasta que luego de ser atendida los profesionales decidieron internarla inmediatamente con un supuesto diagnóstico de “apendicitis”. Antonia no había tenido episodios similares, aunque en algún momento le habían hablado de que padecía de “colon irritable”
Los sucesos se mezclan en su memoria. Esa realidad lejana pero tan patente, ese rescate del pasado que la hace pensar en lo ocurrido. Ese momento interminable de espera que la llevó a una lacónica explicación que la condujo finalmente a una intervención quirúrgica. Su salud en riesgo y la medicina tratando de ayudarla a salir del paso.
Piensa en ese momento en lo importante que era para ella ser fuerte. Como avanzar , como dar el próximo paso para que sus miedos no la dominen y no afecten a sus seres queridos.
Recuerda como todo transcurrió normalmente hasta que de regreso de la sala de operaciones llegaron las explicaciones. El dr. F.A junto con el jefe del equipo de cirujanos informó que había una inflamación en el sector, que no es apendicitis y agrega que se había observado un punto negro en el intestino grueso, que debía ser investigado.
Esto es para Antonia un verdadero golpe, la tristeza la invade. Tiene esa sensación de haber perdido su salud, percibe que su la vida no es igual a la que tenía antes.
Siente que está acompañada por el amor de su familia y que todos están unidos para ayudarla.
Ella quisiera transformar esa realidad, cambiar lo que sucede alterando las palabras del médico a su favor.
Los estudios médicos continúan. Antonia hace lo que le indican, desea tener certezas que todavía no tiene. Los días transcurren lentamente, mucho más despacio de lo que ella desea.
Antonia siente que su vida se sale de control, su rutina normal se ha visto interrumpida por visitas al médico y tratamientos.
Corre el mes de marzo y aún sin resultados. El malestar de Antonia continúa, si bien ha sido medicada y esto algo la ha aliviado, ella siente un dolor abdominal persistente. Ha cambiado su funcionamiento intestinal, las oscilaciones entre diarrea o estreñimiento se han convertido en habituales.
Antonia junto a su familia buscan respuestas en otros profesionales y acuden al H.E. de la ciudad de La Plata, donde es atendida por el dr. B. jefe del servicio de Gastroenterología.
Como parte de un examen físico, el médico palpa cuidadosamente su abdomen y también examina el resto de su cuerpo. Requiere que se realicen ciertos análisis de sangre, estudios exploratorios de imagen y finalmente la Colonoscopia con el objeto de extraer muestras de tejido y realizar la biopsia.
Corre el mes de abril y el frío del otoño comienza a sentirse. Antonia es citada por el Dr. B. quien le da el resultado de los estudios realizados. Se trata de un “Tumor Maligno en el Colon” por lo que debe ser operada a la brevedad. Le anticipa que además de la cirugía, va a requerir quimioterapia, rayos y quizá otras terapias. Le ofrece hablar abiertamente con él, para que realice todas las preguntas que desee.
Tener la certeza que tiene cáncer fue abrumador para Antonia. Muchas interrogantes empiezan a surgir, son tantos que no sabe cómo comenzar a preguntar.
Descubrir que tiene cáncer es un verdadero reto para ella y sus seres queridos. Siente que será más simple si tiene las respuestas a sus preguntas porque esto la ayudará a tener mayor control y sentir menos preocupación sobre lo que tendrá que afrontar.
Antonia mantiene un diálogo activo con los médicos para evacuar todas sus dudas. Ha podido saber que es el cáncer, como puede enfrentarlo, como tiene que hablarlo con otras personas. Logra saber sobre los tratamientos que deberá recibir, cuanto necesita para pagar los gastos y donde puede obtener información en particular de este cáncer. . Todas las preguntas le han sido respondidas.
Antonia siente otra vez que tiene que ser fuerte y proteger a quienes ama. Aunque ellos comparten esos mismos sentimientos y desean cuidarla, ella por momentos se siente sola, incapaz de luchar.
Sus dudas son interminables, el miedo la invade. No entiende los términos médicos. Siente que no puede hacer lo que le gusta. Le cuesta aceptar que tiene cáncer, pero al mismo tiempo está convencida que debe creer en lo que los médicos dicen.
Antes de la cirugía deberá realizar una serie de trámites:- efectuar otros estudios, ocuparse del traslado a la Plata, buscar alojamiento para los familiares, dejar su casa a resguardo… …gestiones que la mantienen ocupada.
Antonia otra vez debe analizar el próximo paso, se encamina hacia el mar, necesita estar cerca de él, porque le limpia el alma, le aclara la mente.
Sabe que debe superar esa negación inicial, aceptar el hecho que tiene cáncer para seguir adelante y enseñarles lo mismo a las personas que ama.
Conversa consigo misma y se pregunta “¿Por qué a mí? . Por momentos siente bronca, aquel resentimiento inicial contra los primeros médicos por la demora diagnóstica, se ha esfumado… pero ahora un nuevo enojo: la presencia de un enemigo en su cuerpo, esa amenaza con nombre y apellido… ese invasor que debe extirparse. El poder hablarlo consigo misma, ha aliviado su disgusto.
Antonia sabe que siempre fue auténtica y nunca se mostró diferente a su propia esencia. Piensa que también lo será ahora porque los demás la deben ver como realmente es, mostrando lo que realmente le ocurre.
Sabe de sus miedos y proyecta informarse para superarlos. El primer paso será buscar el material científico que necesita para esclarecer sus dudas.
Poco a poco comienza a conocer sobre lo “suyo”, esto la alivia, le permite ver la luz del próximo paso…descubre que debe ser una participante activa en todo lo que está por venir, que debe ser la artífice de sus propios cuidados.
Cada vez más inquieta comienza a buscar otras razones para tener esperanza. Encuentra respuestas en todo lo que ama, planifica sus días como lo ha hecho siempre, sigue haciendo lo que le gusta hacer , pasa tiempo caminando al lado de este “su” mar, reflexiona sobre sus creencias , escucha historias sobre personas con cáncer que están llevando vidas activas. Esto la ayuda se empodera, se fortifica.
Finalmente llega el día de la intervención quirúrgica. El 16 de abril es la fecha. Antonia ya está internada, la acompañan su esposo e hijas. Ella está tranquila, se siente rodeada del cariño de su familia.
Le realizan los últimos estudios y debe seguir algunos procedimientos para limpiar el intestino. Ha llegado la hora de la cirugía, la visitan el dr. B y el cirujano dr. A. Este encuentro fortifica su optimismo, desplazando muchos de sus temores.
La operación ha finalizado, ha sido intervenida quirúrgicamente mediante laparoscopía. Le han extraído el tumor del intestino grueso, parte de la zona colindante del colon y de otros órganos. Inicialmente ha sido trasladada a Terapia intensiva y luego de 48 horas, ubicada en una habitación del hospital.
Al despertar tras la cirugía, Antonia experimentó algo de dolor y fue medicada.
Durante los primeros días, solo le permitieron consumir algo de líquidos, y luego la autorizaron a comer alimento sólido
Cuando estuvo aislada en terapia anhelaba llegar a la habitación, ahora añora estar en su casa.
Antonia está ansiosa, esa ansiedad producida por todos los cambios que están pasando en su vida. Siente que su corazón late con mucha rapidez, tiene un nudo en la garganta.
El dr. B la visita y le explica lo realizado, habla del resultado positivo de la intervención. Planifica con ella los controles futuros y la quimioterapia. Analiza los síntomas de Antonia la orienta para que sobrelleve su estrés y no deje que éste la controle.
Gradualmente comienza a sentirse mejor, hasta que le dan el alta y regresa a su hogar.
Esto alegra a Antonia, volver a su hogar significa pensar nuevamente en la luz del próximo paso…Durante seis meses viaja para recibir los controles médicos y la quimioterapia. En todo momento la acompaña su familia , quienes la rodean de los cuidados que necesita. Desde aquel momento respeta los controles médicos indicados, manteniendo un contacto permanente con su médico.
Realiza al pie de la letra sus cuidados personales y respeta la dieta sugerida, consumiendo los alimentos indicados. Antonia ha aprendido la importancia de alimentarse adecuadamente, sabe que durante y después del tratamiento esto la ayudará a sentirse mejor y más fuerte.
Al finalizar el tratamiento Antonia siente alivio por haberlo completado, aunque aún en algunos momentos, siente preocupación sobre el regreso del cáncer
Para asegurarse que las revisiones médicas de seguimiento sean adecuadas a sus antecedentes. Ha conservado las copias de sus registros médicos.
Aquella enfermedad la fortificó, la transformó en un ser resiliente. Hoy sigue proyectando, no piensa en la luz del horizonte, sino la del próximo paso.
Esta circunstancia que le tocó vivir le ha permitido desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el ella desconocía que los tenía.
Su próximo paso fue concretar el deseo de reforzar esa capacidad para enfrentar la adversidad y enseñárselas a otros. Pensó en las cosas que podría hacer para minimizar los factores de riesgo e incrementar los protectores en las situaciones de estrés y sufrimiento.
Sabe que el hecho de salir fortalecido de una situación adversa puede implicar que en un futuro, ante una situación que despierte los mismos sentimientos de tristeza, rabia o desesperanza, es posible reaccionar de forma distinta.
Para escribir una historia con final feliz, Antonia creyó necesario brindar ayuda para mejorar la capacidad de ser resilientes. Puso manos a la obra para poder fortalecer cualidades que permitan una adaptación positiva en una situación de adversidad o sufrimiento.
Actualmente Antonia coordina talleres donde promueve acciones para ayudar a personas que viven o han vivido situaciones traumáticas. En estos grupos se trabajan hechos que provocan o han provocado vulnerabilidad afectiva y relacional
En estos talleres Antonia procura reforzar las capacidades resilientes de las personas. Cree que es fundamental equilibrar aquellos aspectos que cada persona necesita, sin tratar de abarcar todos de una vez, sino hacerlo al ritmo de cada uno.
Supone que estos cambios necesitan comenzar quizás por el primero de ellos, ayudándolos a conocerse un poco mejor para saber cómo afrontar las distintas situaciones de vida, por menos dolorosas que sean.
Ella ha vivido una experiencia movilizadora que la transmite a quienes asisten a sus talleres. Intenta generar reparaciones para reconstruir lo que las personas no han podido lograr hasta ahora o esperanzar a quienes están atravesando un proceso difícil, fortificándolos en el trayecto.
Antonia está en permanente interacción con otras personas, porque cree que cada uno puede superarse, es susceptible de ser entrenado a cualquier edad y frente a cualquier circunstancia puede lograrlo.
También escribe cuentos terapéuticos transmitiendo a otros la importancia de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el día a día. Ella sabe que es posible lograrlo porque los obstáculos pudo sortearlos viendo con claridad la luz del próximo paso.
El día se oscurece y ha decidido regresar , sus recuerdos lejos de entristecerla le han hecho ver la importancia que tiene el soporte afectivo de quienes te rodean.